Edel (botones del hotel) nos contactó con un taxista de Matanzas que sería el encargado de hacernos las veces de guía en nuestra visita a la capital. Yoel, así se llama, nos pasó a buscar muy temprano a bordo de su coche para emprender la ruta... Son algo así como 150 kilómetros de viaje, así que mejor arrancar con paciencia. Durante el viaje hicimos algunas escalas fuera de programa que nos sirvieron para conocer un poco más la zona, siempre guiados por nuestro taxista experto. Una vez en La Habana, comenzamos por la parte antigua de la ciudad. Dejamos a Yoel y quedamos en encontrarnos pasado el mediodía para tener tiempo de recorrer libremente. La arquitectura de esta zona es maravillosa, portales y arcos rodeados de miles de columnas... La plaza parece sacada de una postal italiana, la catedral es magnífica y los bolichitos y tiendas de artesanías son muy pintorescos, pero al alejarse un poco del circuito turístico y caminar por callecitas laterales, encontramos otra realidad. Una
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