2008 - NY Dia 13

Sabado 16:

Estamos tachando los últimos ítems de la lista de pendientes en NY. Hoy tocaba SOHO y Village, así que post desayuno en el hotel (sí, lo tenemos incluido!) emprendimos el viaje.

La verdad que volvimos bastante desilusionados… el SOHO ya no sorprende, es lo mismo que podemos ver en nuestro vernáculo tocayo: muchas marcas importantes, en grandes locales y con estilo minimalista + algunas galerías de arte mezclados con gran cantidad de espacios vacíos o en alquiler (quizas ahuyentados a otras zonas a causa de los precios…).


Lo que sigue siendo llamativo y digno de admirar son los edificios construídos completamente en hierro… Por algo llaman a este barrio “el distrito del hierro fundido”.


Después de una escala fundamental en el Starbucks para reponer energía, y entrar un poco en calor (sip, sigue haciendo frío… hoy estuvimos todo el día debajo de los cero grados) emprendimos hacia el Village.

Pasando primero por la zona de la universidad de New York (la NYU), paramos en la plaza del arco de Washington y como todo en esta ciudad, durante el invierno entra en estado de reparaciones, asi que estaba medio parque cerrado y alambrado!

Subimos por la 8v avenida y el paseo por el Village no fue muy diferente a los paisajes que vimos durante estos últimos días de estancia en nuestro querido Upper West. En resumen, volvimos cabizbajos…

Decidimos cambiar de rumbos y aprovechar para pasar por el hotel a ponernos otra capa más de abrigo…


Tomamos por la sexta avenida hacia el norte y bajamos hasta la tercera en busca de la última tienda capezio que nos faltaba visitar. La desilusion de Sole por los precios que encontramos ya no puede ser mayor.


Paseamos un rato por la avenida Madison, la Lexington y terminamos en la conocida tienda departamental Bloomingdales.


Era la hora de la merienda, así que decidimos tomarla en el lugar más adecuado de New York: Serendipity. Una casa de cafés, tortas, postres y dulces por demás conocida. Nos clavamos una CheeseCake con frutillas bañada en cocolate y una torta de negra con chips y brownie… Tan rápido le dimos salida que no quedó ni para la foto.


Coincidimos en volver caminando, para ver si bajamos algunas de las calorias recientemente adquiridas, pero no llegamos a hacer tres cuadras que encontramos otro Payless Shoes… Son la perdición!!! Entramos y volvimos a arrasar con las zapatillas. Que bronca… ya no entra mas nada en el bolso nuevo, no se como ni donde vamos a meter todo para la vuelta. Ya veremos…

Al final, cargados como veniamos, nos tomamos el ómnibus de vuelta al hotel. Todavía teníamos un día mas de metrocard y hay que aprovecharla.

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