2011 Eleuthera: Rainbow Beach y Alabaster Bay
Lunes 21 de Febrero de 2011:
Dormir toda la noche con la única compañía del sonido de las olas rompiendo a 50 metros de tu ventana es garantía de descanso, relax y desenchufe inmediato. Nos levantamos con los primeros rayos de sol y post desayuno nos fuimos a conocer la playa de Rainbow Bay, tal el nombre de la zona donde se encuentra ubicada la cabaña.
Sobre el lado del caribe, apenas a 5 minutos, esta la entrada a Rainbow Beach. Una pequeña bahía de 200 metros de largo, bordeada por vegetación y dividida al medio por una formación rocosa, formando dos pequeñas playas separadas una de otra.
Sobre la mitad izquierda hay mesitas y bancos de madera y algunas sombrillas de hoja de palma, para usar libremente. La mitad de playa a la derecha de la formación rocosa, es completamente virgen.
El agua es cristalina y los colores pasan del transparente al turquesa y finalmente al azul allá donde se juntan el mar con el cielo. Pasamos toda la mañana y en el momento en que se llenó, eramos un total 6 personas (nosotros dos incluidos). Una multitud!
Así que al medio día optamos por volver a la casa para almorzar y salir en busca de otra playa un poco mas alejada.
Alabaster Bay esta apenas pasando el aeropuerto de Governor's Harbour (uno de los tres que existen en la isla) y es aún más increíble que Rainbow.
También sobre el lado del caribe, es una bahía de 1 km de playa con aguas tan tranquilas que se deben aburrir de ni siquiera hacer olas.
En la entrada a la playa hay un pequeño hotel y restaurante llamado Cocodimama, que es prácticamente la única construcción en toda la extensión de la playa.
Decidimos caminar hacia la derecha, al norte, hasta alejarnos lo suficiente de los 8 turistas que disfrutaban de las reposeras del hotel e hicimos nuestro campamento.
Esta playa se caracteriza por la poca profundidad del agua. Al punto de tener que caminar mas de 30 metros mar adentro para lograr que el nivel del mar llegue a la cintura... así y todo, el fondo seguía siendo perfectamente visible.
A lo largo de la orilla encontramos miles (y no exagero) de caracoles gigantes, del tamaño de un puño cerrado de boxeador peso pesado... Algunos vivos, con el bicho aun en su interior y la mayoría ya deshabitados. También pudimos rescatar algunas estrellas de mar que quedaron varadas al bajar la marea, aunque la mayoría ya estaban en el mas allá
Dormir toda la noche con la única compañía del sonido de las olas rompiendo a 50 metros de tu ventana es garantía de descanso, relax y desenchufe inmediato. Nos levantamos con los primeros rayos de sol y post desayuno nos fuimos a conocer la playa de Rainbow Bay, tal el nombre de la zona donde se encuentra ubicada la cabaña.
Sobre el lado del caribe, apenas a 5 minutos, esta la entrada a Rainbow Beach. Una pequeña bahía de 200 metros de largo, bordeada por vegetación y dividida al medio por una formación rocosa, formando dos pequeñas playas separadas una de otra.
Sobre la mitad izquierda hay mesitas y bancos de madera y algunas sombrillas de hoja de palma, para usar libremente. La mitad de playa a la derecha de la formación rocosa, es completamente virgen.
El agua es cristalina y los colores pasan del transparente al turquesa y finalmente al azul allá donde se juntan el mar con el cielo. Pasamos toda la mañana y en el momento en que se llenó, eramos un total 6 personas (nosotros dos incluidos). Una multitud!
Así que al medio día optamos por volver a la casa para almorzar y salir en busca de otra playa un poco mas alejada.
Alabaster Bay esta apenas pasando el aeropuerto de Governor's Harbour (uno de los tres que existen en la isla) y es aún más increíble que Rainbow.
También sobre el lado del caribe, es una bahía de 1 km de playa con aguas tan tranquilas que se deben aburrir de ni siquiera hacer olas.
En la entrada a la playa hay un pequeño hotel y restaurante llamado Cocodimama, que es prácticamente la única construcción en toda la extensión de la playa.
Decidimos caminar hacia la derecha, al norte, hasta alejarnos lo suficiente de los 8 turistas que disfrutaban de las reposeras del hotel e hicimos nuestro campamento.
Esta playa se caracteriza por la poca profundidad del agua. Al punto de tener que caminar mas de 30 metros mar adentro para lograr que el nivel del mar llegue a la cintura... así y todo, el fondo seguía siendo perfectamente visible.
A lo largo de la orilla encontramos miles (y no exagero) de caracoles gigantes, del tamaño de un puño cerrado de boxeador peso pesado... Algunos vivos, con el bicho aun en su interior y la mayoría ya deshabitados. También pudimos rescatar algunas estrellas de mar que quedaron varadas al bajar la marea, aunque la mayoría ya estaban en el mas allá
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