2010 John Pennekamp Park
Estabamos decididos a llegar al extremo sur de EEUU, hasta KeyWest. Justo ahí, en ese punto, donde estás más cerca de Cuba que de Miami Beach. El clima acompañaba, el lugar era prometedor y habíamos madrugado lo suficiente. Es un viaje largo y para poder ir y volver en el día hay que salir bien temprano. El tránsito por la ruta venía ágil, así que decidimos detenernos y hacer un brunch a media mañana a la altura de Islamorada, casi a mitad de camino.
Al dejar atrás el continente, el camino hacia Key West se convierte en una autopista con un carril por mano que va uniendo una isla tras otra por medio de puentes. Las islas, en su mayoría son muy pequeñas, con algún lugar para detenerse, y poco más que eso. Lo más intersante es el camino en sí, con largos kilómetros de puente sobre el agua del golfo de México hasta alcanzar Key West, un pequeño poblado con muchos artistas, galerías, restaurantes, hermosas playas y un mojón que indica que estás en el punto más al sur de EEUU.
Lamentablemente, nada habrá en este relato de Key West, ni fotos ni comentarios, ya que una vez que terminamos de comer, nos enteramos que se había producido un accidente muchos kilómetros más adelante en la ruta, y por las caracteristícas del camino antes mencionadas, era imposible intentar seguir hacia el sur. El tránsito estaba completamente detenido.
Tratando de aprovechar el resto del día, regresamos nuevamente hacia el norte, en busca de un lugar donde pasar la tarde tomando sol y disfrutando del agua, y así fué como por culpa del accidente, descubrimos el John Pennekamp Coral Reef State Park. Un gigantesco parque público con algunos sectores concesionados y en el que hay que pagar una entrada general (8 dólares por vehículo). Todas las fotos son de ese lugar.
Entre las actividades que se pueden realizar, más allá de disfrutar de la playa y del agua, están el alquiler de kayaks y canoas, la contratación de tours de snorkel, tour de buceo y el paseo en barco con piso de vidrio. Estos tres últimos, salen desde el muelle del parque y van hasta el arrecife de coral. Nos decidimos por el barco con piso transparente y mientras esperamos la partida, aprovechamos para recorrer el parque y darnos unos chapuzones.
El parque cuenta con todo tipo de servicios, desde una tienda de regalos, hasta un bar, pero lo más importante fueron los baños, con duchas y vestuarios que aprovechamos en su totalidad antes de subirnos al auto y emprender el viaje de regreso.
Al dejar atrás el continente, el camino hacia Key West se convierte en una autopista con un carril por mano que va uniendo una isla tras otra por medio de puentes. Las islas, en su mayoría son muy pequeñas, con algún lugar para detenerse, y poco más que eso. Lo más intersante es el camino en sí, con largos kilómetros de puente sobre el agua del golfo de México hasta alcanzar Key West, un pequeño poblado con muchos artistas, galerías, restaurantes, hermosas playas y un mojón que indica que estás en el punto más al sur de EEUU.
Lamentablemente, nada habrá en este relato de Key West, ni fotos ni comentarios, ya que una vez que terminamos de comer, nos enteramos que se había producido un accidente muchos kilómetros más adelante en la ruta, y por las caracteristícas del camino antes mencionadas, era imposible intentar seguir hacia el sur. El tránsito estaba completamente detenido.
Tratando de aprovechar el resto del día, regresamos nuevamente hacia el norte, en busca de un lugar donde pasar la tarde tomando sol y disfrutando del agua, y así fué como por culpa del accidente, descubrimos el John Pennekamp Coral Reef State Park. Un gigantesco parque público con algunos sectores concesionados y en el que hay que pagar una entrada general (8 dólares por vehículo). Todas las fotos son de ese lugar.
Entre las actividades que se pueden realizar, más allá de disfrutar de la playa y del agua, están el alquiler de kayaks y canoas, la contratación de tours de snorkel, tour de buceo y el paseo en barco con piso de vidrio. Estos tres últimos, salen desde el muelle del parque y van hasta el arrecife de coral. Nos decidimos por el barco con piso transparente y mientras esperamos la partida, aprovechamos para recorrer el parque y darnos unos chapuzones.
El parque cuenta con todo tipo de servicios, desde una tienda de regalos, hasta un bar, pero lo más importante fueron los baños, con duchas y vestuarios que aprovechamos en su totalidad antes de subirnos al auto y emprender el viaje de regreso.
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